viernes, 24 de julio de 2015

Batalla 4 - Fantasy

BATALLA IV – EL RITUAL


Una vez Reaper organizó a sus tropas, partieron lo más rápido posible hacía la localización que Arkhan le había comunicado. Pero aunque su viaje fue bastante rápido, para tratarse de No muertos, al llegar al lugar esperado, Reaper fue sorprendido por el general orko.
Resultaba que Skittzy en su afán por conseguir que los orkos se avanzaran a muchos movimientos enemigos, había mandado a muchos de sus exploradores a que hiciesen su trabajo de la forma más eficaz posible, uno de estos grupos descubrieron que mucho de  los caminos subterráneos de Nueva Lustria estaban conectados, los unos con otros.
Durante una de las exploraciones se encontraron con un pequeño grupo de No muertos que marchaban con bastante tranquilidad, este grupo no era otro que el propio Arkhan siguiendo las rutas que su  señor le había dicho, ¿Quién hubiese imagino que los orkos, accidentalmente, los descubrirían? Pues resultaba que la gran parte de la Nueva Lustria se hallaba bajo tierra, y que por algún tipo de arquitectura o magia esta tierra no había cedido con el paso y el peso del tiempo.
Cuando el explorador orko informó a su señor, este les ordenó que les mostrasen el camino donde les habían visto. Lo sorprendente de todo es que llegado el momento los exploradores se equivocaron en guiar a la gran horda, pero que por un golpe de azar, acabaron no tras su objetivo, sino enfrente a él y encima en el lugar en el que iba a realizarse un ritual “sencillo”.

Reaper al ver lo que tenía enfrente no dudó ni un segundo, ordenó a sus tropas avanzar, no podía permitir que no se realizase el ritual, menos aun cuando el mismo Arkhan estaba a su lado, fortalecido por el coraje que el gran general le otorgaba se lanzó al combate, sabía que debía alcanzar de alguna forma el altar que se hallaba en el centro, pero que la única forma iba a ser a base de verter sangre enemiga, mientras Reaper avanzaba cubierto por unos zombies,  Arkhan se quedó retrasado, pues no esperaba encontrarse con una imagen así, sabía lo que se estaba jugando.
Skitzzy ordenó a sus tropas avanzar, y aprovechando a sus jinetes de araña, junto con la gran araña que había hecho convocar inicio una marcha imparable, aunque el suelo y las condiciones no eran las mejores, luchar en una cueva guarda mucho peligro, no vaciló en hacer avanzar su horda. El general orko tampoco tardó en darse cuenta cual era el objetivo de los No muertos, así que ordenó a sus hombres que evitaran a toda costa que nadie llegase allí.
Su araña gigante se encargó de enfrentarse con el gran general, Arkhan, pues sabían que la única forma de parar al morgasht era emplear sus armas más pesadas, aquí maquinaría no servía de mucho. Aunque como buen ejército orko, alguna disputa interna, retraso un poco el avance, sin olvidar que por culpa de los desprendimientos del suelo, una unidad de ogros se quedó comiendo los hongos de la cueva, tenían pintar de ser muy ricos aunque guardaban una pequeña molestia, que no descubrirían hasta el siguiente día.
La gigantesca araña se enzarzó en un combate con Arkhan, como bien Skittzy había ordenado, por otros lados los orkos y los No muertos se fundían en una masa verde y blanquecina que no paraban de empujarse, mientras montones de estalactitas iban cayendo encima de la unidades, sin contar con los desprendimientos la tierra, la otra gran amenaza eran las nubes de gas tóxico que iban desplazándose por el terreno de batalla.

Tras un largo combate la araña acabo provocando que Arkhan tuviese que retirarse, pues los continuos ataques de esta, casi lo matan. Con Arkhan huyendo, la moral de los condes vampiros fue decreciendo, Reaper trato desesperadamente acercase al altar, pero el general Skittzy había situado tan bien a sus chikoz, que no había un solo centímetro que los pieles no hubiesen cubierto, así que finalmente tuvo que darse por vencido y retirarse, junto con sus tropas. Esta había sido una dura derrota, Reaper ahora se temía lo peor, pero al menos antes de que su vida pudiera extinguirse, haría pagar esta afrenta al general orko.









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