lunes, 18 de mayo de 2015

Capitulo 1 40k

CAPITULO 1 - UNA LLUVIA INESPERADA

Con una rápida respuesta, a todos los sucesos transcurridos, el Imperio del hombre no tardó en localizar uno de los supuestos planetas. Como era de esperar desplegaron una gran flota para poder asegurar que el planeta fuese completamente suyo, costara lo que costara. 
Mandó una flota de Ángeles sangrientos, krieg, Templarios negros, e incluso, hizo llamar a los salvajes Lobos espaciales, pues de todos era sabido que su ferocidad en combate, no tenía precio, solo los Ángeles sangrientes junto con su maldición, iban a ser las perfectas fuerzas de choque, en caso de que algo saliese mal. 

En cuanto a los templarios negros, fueron enviados para hacer perdurar la fe en el emperador, pues enviar a Krieg, ya que convivir con unos malditos y unos salvajes, podía afectar a la moral y las creencias de la tropa, y que mejor que ver a un paladín del emperador, para recordar las muchas hazañas, e incluso de donde proviene toda su fuerza.
Pero lo que no sabían es que en muy poco tiempo, tanto su confianza, como su fe se varían puestas a prueba, ya que mientas ellos habían conseguido llegar sin casi ningún rasguño, una flota del imperio Tau y una flota caótica comenzarían un poderoso confrontamiento, que a ambas flotas pasaría factura. Durante el transcurso de la batalla naval, el caos recibió duros daños en la mayoria de sus naves, provocando que muchos de sus tripulantes se viesen obligados a ser despedidos desde cápsulas de emergencia, para así evitar la total aniquilación de sus tropas, así que todas ellas fueron enviadas a un par de planetas cercanos. Pero como era de esperar, las fuerzas caóticas no iban a dejar pasar esta derrota en bano, por lo que sus almirantes ordenaron a cada una de sus naves que fuese a ser destruidas, que colisionaran con las naves del imperio Tau, y así hicieron. 

Esta maniobra tan desesperada provocó en los almirantes Tau momentos de dudas que algunas de las naves caóticas usaron para poder alejarse del fuego de las naves enemigas, y así poder intentar reagruprase y esperar refuerzos.

Cuando muchas de las tropas fueron disparadas por las cápsulas de emergencia consideraron que habían tenido suerte de poder librarse de un terrible final, y podrían volver con mas fuerza,  además de la ayuda de los poderes ruinosos. 

Mientras tanto en el primero de lo planetas, los imperiales habían comenzado a instalarse, pero pronto comenzaron a notar que sus radares notaban algo raro, las lecturas mostraban cientos de objetos pequeños precipitandose hacia la superficie del planeta, y eran demasiados como par ano tenerlos en cuenta. Al caer de una forma tan esparcida, no dudaron en pensar que se trataba de alguna clase de ataque Tiranido, así que intentaron avisar a sus generales, pero estos se encontraban en una habitación cerrada, discutiendo la mejora forma de iniciar la conquista de estos planetas, la discusión fue tan intensa, que cada general iba aumentando cada vez mas su tono para intentar imponerse. 
Pero pronto empezaron a florecer los carácteres de cada uno... Sven mankinson, no vaciló en lanzar su hacha hacía la pared mas cercana, sabía que la única manera de que se prestara atención era hacer algo increiblemente genial... Y que mejor forma que asustar, a estos que habían sido criados en la cuna de la "civilización, usando un pequeño juego muy frecuente en Fenris. Además Sven era conocido por hacerlo desde una silla sentado, hecho que aun haría destacar mas su presencia. Al  impactar la tremenda hacha contra la pared y quedarse clavada, el resto de generales se quedaron callados y sin habla, no entendían que acababa de pasar, pero antes de que nadie pudiese decir nada, Sven comenzó a hablar

"Ha estado guapo eh... Ahora que ya tengo vuestra atención comenzaré a explicar mi plan... Dejemonos de tonterias, hagamos un gran ataque a gran escala, hemos conseguido llegar los primeros a este planeta, pues hagamos que nuestras tropas se trasladen al siguiente, no tardemos en ponernos en marcha. Siempre se pueden quedar los niños a jugar a ser mayores y que defiendan la casa." 

La GENERAL de Krieg se quedó mirando al Señor lobo con cara de odio, pue sabía que ese último comentario iba dirigido a sus tropas, pero conforme iba a responder, el paladín del emperador le interrumpió para decir unas palabras.

"Mis queridos hermanos, nuestro Señor el Emperador, nos creo con el único fin de proteger y acabar con el enemigo. No necesitamos comportamos con bárbaros o salvajes... El caos ya se encarga de todo eso..." 

Las palabras del paladín se vieron interrumpidas por una serie de impactos muy grandes, los Señores de la guerra se apresuraron en coger sus armas y dirigirse al exterior, para observar que había pasado, la imagen les llegó a causar una cierta preocupación, marines del caos en los alrededores, sus hermanos muertos porque les habían caído una especie de cápsulas encima de los edificios, aplastando los edificios y a los que en ellos habitaban. 
Cada momento que pasaba mas Cápsulas caían, un grupo de guardias que habían conseguido escapar del derrumbe informó a los Señores de la guerra de la ubicación de sus hombres, los Señores de la guerra no dudaron en ponerse en marcha, para reunirse con ellos.

Aunque como bien cabía esperar tanto el Ángel sangriento, como el Lobo espacial, no pudieron evitar eludir unos buenos combates, y ya fuese porque tocaba luchar como era el caso del Señor de la guerra sangriento, como por placer, en el caso del lobo. Aunque al Señor lobo casi le cuesta una visita al médico, pudo saciar sus ansias de combate. 

Aunque ninguno de ellos lo decía, todos tenían una ligera duda de sus compañeros, pues no era normal que las fuerzas caóticas los hubieran localizado, menos teniendo en cuenta que no llevaban ni 48 horas en aquel planeta, así que todo era muy raro.

Con el transcurso del enfrentamiento los escsoltas de la Señora de la guerra fueron callendo, orgullosos de dar su vida por su general. Aunque ella tampoco olvidaría a aquellos que habían dado su vida por ella y pensaba vengarse de aquel traidor, que había sido capaz de vender a sus compañeros. 
Cada general se separó del resto, pues parecía que ninguno era capaz de confiar en sus hermanos de batalla. 

Lo que termino de preocupar a los imperiales, fue la aparición de un temible príncipe demonio, aunque estuvo a punto de apresar al paladín del emperador, este pudo finalmente llegar al punto de encuentro con sus tropas.

Las fuerzas imperiales habían empezado como una gran flota que iba a dirigirse junta a por el éxito, nuevamente las disputas internas les hacían trabajar en solitario.

Aquí os dejo un par de fotos de la partida 



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